Por Analía Weber
¡Hola! Déjame contarte una historia sobre una niña que deseaba fervientemente inspirar a otros. La pequeña Vanessa pasaba sus días observando a su abuela* en su pequeña tienda en Zacatecas, México. Vanessa vivía asombrada por su abuela: la veía no solo como la única mujer latina dueña de un negocio que conocía, sino como un pilar en su comunidad.
La tiendita* vendía artículos perecederos y no perecederos. El humilde lugar era más que una simple tienda, para la comunidad era un espacio en donde los vecinos se reunían y se saludaban, chismeaban sobre las últimas noticias de la ciudad y se aseguraban de que todos estuvieran bien.
El olor a productos y pan dulce* llenaba la tienda y los colores y texturas vibrantes hicieron que la tiendita se sintiera como un segundo hogar para Vanessa. “Ella me inculcó el valor del trabajo duro, la vi trabajando muy fuerte diariamente para su negocio y para la familia” , recuerda Vanessa al evocar a su abuela a finales de los ochenta y principios de los noventa.
Como suele suceder en muchas familias, el padre y la madre de Vanessa decidieron mudar a su familia a los Estados Unidos en busca de una vida mejor y más oportunidades. Vanessa comenzó a crecer en una cultura diferente, lejos de la tiendita de su abuela. Lo que Vanessa no sabía entonces era que la tiendita había plantado una semilla en su corazón y que esa semilla necesitaba una tierra diferente y fértil para crecer. La encontró en Fort Collins.
Después de la escuela secundaria, Vanessa se esforzó para obtener su título de ‘Fashion Merchandising’ en Denver y más tarde decidió pasar a la escuela de negocios Mientras estudiaba para obtener su título , navegaba sola en una gran ciudad y trabajaba a tiempo completo. “Todo se volvió demasiado, me sentí abrumada y puse la escuela en espera”, comenta..
Durante ese tiempo, los recuerdos de Vanessa de la tiendita de su abuela y los sueños de convertirse en dueña de un negocio todavía ardían en su corazón, pero esa semilla aún no estaba lista para crecer. Entonces Vanessa conoció a su esposo y más tarde tuvieron dos hermosos hijos. Durante sus embarazos y los nacimientos, Vanessa continuó trabajando.
Al cabo de algún tiempo, surgió la pregunta: ¿yo, la mamá, debería de seguir trabajando?’. Como pareja,Vanessa y su esposo decidieron que, por el momento, lo mejor era que ella se quedara casa con los niños.
Vanessa y yo compartimos algunas lágrimas durante un cortadito* de Babalu’s Cuban Café, un restaurante en Old Town Fort Collins propiedad de los padres de su esposo. Mientras hablábamos de la soledad de la maternidad, comentamos la importancia de la necesidad de seguir viviendo nuestros sueños y pasiones para que nuestros hijos nos vean como mujeres y no solo como choferes y las que llevamos la cura mágica en un beso.
A través de sus 8 años de trabajo como madre, Vanessa encontró formas de mantenerse creativa. Recuerda que se volvió creativa para los cumpleaños de sus hijos y compartió su amor por la cocina y la moda a través de las redes sociales. Durante esos años, los recuerdos de la tiendita de su abuela estuvieron muy presentes en su mente ysu l corazón. Supo entonces que era hora de dejar crecer la semilla y trasplantarla desde su corazón hasta el suelo firme. Su familia, siempre alentándola a perseguir sus sueños, se comprometió con ella al cien por ciento cuando un espacio estuvo disponible en 140 West Oak Street en Old Town Fort Collins. La semilla que la tiendita plantó creció hasta convertirse en Frida Azul.
Al prepararme para mi conversación con Vanessa, vi los vídeos de Frida Azul en las redes sociales y me encontré con uno que realmente se quedó conmigo. En el vídeo, se ve Frida Azul aún vacía y a los hijos de Vanessa ayudando a su padre a limpiar los pisos e instalar paredes para un almacén. El vídeo tiene música y a ellos se les ve sonriendo, pero lo que realmente conmueve es el amor que demuestran para hacer realidad el sueño de su madre: ser dueña de su propia tienda. Tan solo con escribir brevemente sobre ello ahora humedece mi mirada.. La influencia que Vanessa ya ha tenido en sus hijos es la misma que su abuela tuvo en ella desde que era una niña.
Vanessa es una mujer que, como madre y esposa -al igual que muchas otras- lo está dando todo por su familia, luego de haber puesto en muchas ocasiones sus sueños en pausa. . En un acto de amor y comunión, su esposo y sus hijos se mantienen firmes a su lado para cumplir todos su sueño como familia.
Puedo decirles por qué Frida Azul es una adición importante a la comunidad de Fort Collins. Ese torrente cantidad de amor y dedicación que se ha materializado en esta joya en Fort Collins hace que Frida Azul sea mucho más especial para mí. Lo que Vanessa quiere que su tienda haga es celebrar su cultura e inspirar a otras mujeres, independientemente de su origen cultural, a perseguir sus sueños en cualquier etapa de su vida.
Te invito a visitar Frida Azul. Cuando entres en la tienda, estarás en casa.
*Las opiniones expresadas en el texto pertenecen únicamente al autor y son solo con fines informativos.